Por favor, no me ayudes

La paz sea en el mundo... empezando contigo

Nos aproximamos a la última semana del año, un tiempo en el que, más allá de nuestros credos, religiones o intereses, aquellos territorios influenciados por el cristianismo participaremos en tradiciones y rituales que a menudo eluden una profunda reflexión. Uvas, pavo, o ritos más lúdicos ropa interior de colores, nos acompañan. Todos deseamos amor, paz, unidad y prosperidad. Pero, ¿realmente nos detenemos a ponderar el verdadero significado de estas palabras? Para ti, que lees estas líneas, te deseo profunda y verdadera paz; Seguramente el año pasado estuvo repleto de deseos similares, pero ¿recuerdas algún momento genuino de paz y armonía? ¿Podrías medirlo en días, minutos o segundos? Y más importante aún, ¿de qué dependieron esos instantes? Este año, hemos sido testigos de conflictos bélicos y económicos, situaciones que pueden parecer distantes y ajenas, especialmente cuando estamos rodeados de comodidades. Sin embargo, es crucial reconocer que no estamos exentos de las más oscuras sombras de la humanidad. Reconocer desde nuestro entorno privilegiado, el papel que nos vuelve a todos responsables de la paz mundial, o de la falta de ella. No busco evocar una culpa innecesaria o alinearme con la tendencia de ofenderse fácilmente. Al contrario, reconozco mi propio privilegio y las experiencias de paz que he experimentado, y aspiro compartir la incipiente semilla de paz. Aún me faltan años de trabajo, pero encuentro algunos frutos y me gustaría compartir las reflexiones: ¿cómo se siente realmente la paz? ¿Pueden la paz y la agitación mental coexistir? ¿Por qué el silencio parece tan desafiante? ¿Qué papel tiene deseo y la aversión en la mente?. Te animo a que te tomes diez minutos al día, para experimentar en reposo y silencio la ¿paz? de la mente. Te deseo sinceramente que encuentres esa paz interior, que la ecuanimidad y la plena consciencia te acompañen. Que puedas reconocer y comprender tus sombras internas, permitiendo que los eventos externos que no controlas, no perturben tu tranquilidad. Que esa paz que descubras se convierta en un terreno fértil para la compasión, propagando más paz a tu alrededor. Que la paz sea en el mundo… empezando contigo.